sábado, 15 de agosto de 2009

Embrujo de Media Noche

Me encontré en medio de la noche, sola, caminando sin rumbo. Por un momento, creí seguir el camino de las hojas, cuando de pronto, un sonico conocido, llamó mi atención. Busqué ansiosa su origen en cada rincón oscuro de la noche. Por un costado apareció su sombra y luego un rostro cansado y agrietado, no por el paso de los años, no!, sino por la intensidad de ellos. Sus ojos, llenos de historias, me invitaron a sentarme a su lado y compartir, en silencio, aquella nostalgia que ambos cargábamos por esos días.
Aquel hombre sin voz, sacó de sus bolsillos los ingredientes mágicos para tranquilizar nuestro interior, causante de ese familiar sonido que me llevó hacia él. Era ni más ni menos que una copa y un licor de extraña naturaleza, detalle que a esas alturas de la noche, no importaba.
Destapó la botella y sirvió la copa, extendiendo su mano hacia mí, mientras sus ojos me ofrecían el primer sorbo. Como un embrujo, ese brebaje de intenso aroma, caminó por mi lengua y paladar, bajó despacio y llenó de calor mi vientre. Luego, yo hice el mismo ritual y extendí mi mano, ofreciéndole, con los ojos, un trago.
Y así estuvimos todo el resto de la noche, sin mencionar ni media palabra, las cuales a estas alturas estorbarían, por que cada vez que nuestra miradas se encontraban, compartían algo; un poco de la tristeza, un poco de nuestros sueños, de nuestras ilusiones, de nuestros amores y desamores. En fin, tantas cosas que sólo una copa y un licor pueden decir, y que yo descubrí, siguiendo las hojas, en una fría noche de otoño.

Buscando entre recovecos de mi mente...

Caminé sin rumbo, pero el frio que me acompaño, calo hondo en mis huesos, más que eso, perforo mi alma sacudiendo mis ideas. En blanco me quede, tratando de buscar refugios en otros... Simplemente no soy, no logro encontrarme, por mas que intento me siento vacía. Se que en alguna parte de mi inconciencia tengo razones suficientes para existir, pero la nubocidad me ciega y me vuelve absurda... pregonando actos que ni siquiera yo misma soy capaz de usar en mi.
Busco en los caminos del amor, pero?, si no tengo claridad incluso para eso... que estoy haciendo?... de que depende encontrarme si no soy capaz de ser.
Un día brillo, y soy constelaciones enteras y al otro, mi mente se pierde en un pozo lleno de miedos e incertidumbres, donde flota mi cuerpo abandonado, marcado por las huellas de los años con evidentes marcas de tristezas e inseguridades. Ésta última se sienta por estos días a los pies de mi cama y no me deja coordinar. Estoy poseida por una especie de ambiguedad de acciones y me vuelvo limitada.
Solo sigo aquí, esperando aquel terremoto, capaz de remecerme el aire y florecer nuevamente.